Archivo | junio, 2009

MAYOR OREJA CANONIZA A CAMPS.

3 Jun

Lo que nos faltaba. Si no hubiera sido bastante con la mofa y befa causada por las palabras del actual presidente de la junta de Andalucia,, señor Griñán, calificando a Manuel Chaves del más «honrao» de los andaluces, ayer, el candidato por el PP a las elecciones europeas, el pío, Mayor Oreja se despachó proclamando a quien quisiera escucharle que el  Presidente de la Generalidad Valenciana, Francisco Camps era el ciudadano más honorable ya no de la comunidad valenciana, más aún, de toda España. Con un par. ¿Pero estos señores por quien nos toman?. A defender no la idea de Europa, que es de lo que se trata, sino  al que los suyos ( por lo menos ese gran amigo llamado bigotes) parece ser llaman «el curita», a lo mejor es por eso. Vaya usted a saber. La plaza de toros a rebosar, hasta la bola que se dice en  el argot taurino. En las proximidades de la plaza una pila de autobuses que impone al más pintado. Conclusión: la gente va estabulada a los mitines. Por lo demás vaya coñazo de campaña electoral. De un bando y del otro. No queda más que acudir a alguno de  los partidos minoritarios o no ir a votar.

Esta clase política que padecemos produce escalofrios. Que malos son.  

100 euros DE MULTA A GARZÓN POR DEJAR ESCAPAR A UN NARCO

2 Jun

El corporativismo de los jueces es de un descaro que abochorna. 100 eurazos va a ser la sanción a imponer por la sala de gobierno del CGPJ al super – juez Garzón por permitir la fuga de un narco consecuencia de su inactividad. Como los jueces  están acostumbrados a impartir justicia e imponer unas multas de órdago a los justiciables, les debe resultar sorprendente que ellos puedan ser sancionados por alguien. La suerte que tienen es que tan solo pueden ser sancionados por ellos mismos, es decir por otros jueces y como es previsible no van a castigarse muy duramente entre ellos. No sería de recibo. Pobrecillos. La cara se les tenía que caer de verguenza ante esta muestra de chuleria, prepotencia y soberbia para con los ciudadanos de a pie. El asunto ha sido calificado por el instructor como falta leve al no haber cumplido los plazos establecidos, esto es, por el incumplimiento injustificado de los mismos. El instructor, Jose Luis López Muñiz se ha cubierto de gloria y a los ciudadanos nos ha llenado de oprobio. ¿Ratificará la sala de gobierno del CGPJ la propuesta de sanción?. Shahin Eren estará a esta hora muerto de la risa. Es un decir, claro. Libre como un pajaro y sin ser juzgado por narcotráfico y con petición de doce años de carcel por la fiscalia antidroga. El juicio ya se ha celebrado sin la presencia, ni que decir tiene, del narco fugado. Eso sí, los moritos del 11-M y el esquizofrenico asturiano están a buen recaudo.

YO ACUSO. CUESTIONES 11-M POR PEDRO J RAMÍREZ

2 Jun


Reproduzco integramente el artículo de Pedro J. Ramirez a propósito de la presentación  del libro Tutadyn del químico Antonio Iglesias y del prologuista, Casimiro García Abadillo. Por supuesto ha sido publicado en el Mundo. No hay más que decir, tan solo esperar.

El 10 de enero de 1898, el prestigioso biólogo Émile Duclaux, director del Instituto Pasteur, publicó una carta en el diario parisino Le Siècle con la que abría lo que podríamos llamar el frente científico del caso Dreyfus. Sostenía que

 se había condenado a un inocente, denunciando la falta de rigor de la instrucción sumarial, la ligereza de la sentencia y la actitud de las autoridades, a las que presentaba encerradas en una cueva para no recibir la luz que podían aportar las pruebas caligráficas, el análisis químico de los documentos o el cálculo matemático de probabilidades.

Aunque sea imposible determinar cuál fue el impulso decisivo, es evidente que este gesto estuvo entre los detonantes de la mucho más extensa y célebre misiva que tres días después Émile Zola publicó en L’ Aurore con el título de J’Accuse. 

Si la ciencia entraba en liza en pos de la verdad, ¿cómo no iban a hacerlo la literatura y el pensamiento crítico?

Ni Antonio Iglesias está al frente de una gran institución pública -aunque méritos no le faltarían para ello- ni yo soy el Pedro Zola que para bien o para mal pintan algunos. Pero, a cambio, su aportación científica a la causa del esclarecimiento de lo ocurrido en Madrid el 11 de marzo de 2004 es muc

ho más concreta que la de monsieur Duclaux, y yo supliré con constancia y empeño mis menores dones literarios.

En todo caso, desde el momento en que conocí el minucioso trabajo de este químico perfeccionista y abnegado, me pareció que era nuestro deber moral contribuir a divulgarlo para que el mayor número posible de ciudadanos tengan elementos de juicio tan decisivos como los que constituyen sus conclusiones.

Yo no sé lo que ocurrió el 11-M y el trabajo de Antonio Iglesias tampoco lo desvela. Pero sí demuestra que lo que no ocurrió es lo que dice la sentencia, porque en todos los restos de los focos se halló dinitrotolueno y en el único que no había sido lavado con agua y acetona se halló nitroglicerina, dos componentes que están en el Titadyn y no en la Goma 2 ECO. Por lo tanto, es científicamente imposible, químicamente imposible, molecularmente imposible por mucho que lo afirmen la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo que «toda o gran parte de la dinamita [que estalló en los trenes] procedía de Mina Conchita», porque en Mina Conchita había Goma 2 ECO, pero no Titadyn.

La otra gran aportación de este trabajo son los sólidos indicios de la manipulación policial de la investigación, brillantemente realzados por el texto de Casimiro García-Abadillo, que más que un prólogo es una auténtica hoja de ruta del estado de la cuestión. Puede decirse, pues, que gracias a este libro ya sabemos por culpa de quiénes no sabemos lo que ocurrió en el 11-M o, al menos, por culpa de quiénes las posibilidades que un Estado democrático tiene de averiguar la verdad sobre un atentado político de esa magnitud quedaron infamemente disminuidas.

Poner ahora a esas personas en la picota pública no sólo es un acto de justicia compensatoria, sino que constituye posiblemente la última esperanza de reactivar la maquinaria de las instituciones e intentar limpiar -como escribió Zola- «la mancha de cieno» que ensucia nuestra dignidad nacional.

Por eso, igual que hizo él hace 111 años -ojalá nos traiga suerte tan perfecto capicúa-, yo acuso.

YO ACUSO al entonces comisario jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano, de mantener una línea de conducta supuestamente orientada a la ocultación y manipulación de pruebas con flagrante incumplimiento de sus deberes profesionales, al transgredir los protocolos sobre recogida y almacenamiento de restos, al asumir unos análisis que no le habría correspondido realizar, al no poner a disposición de la Policía Científica los fragmentos obtenidos en los focos de los trenes, al predeterminar la investigación con la muestra patrón de la Goma 2 ECO de la que presuntamente salió también el explosivo colocado en la Kangoo y al proporcionar al juez Del Olmo, a la Comisión de Investigación parlamentaria y al propio tribunal del 11-M información falsa o gravemente errónea, perjudicando una y otra vez la búsqueda de la verdad de lo ocurrido.

YO ACUSO a la perito química de los Tedax con carné profesional 17.682 de mantener una línea de conducta supuestamente orientada a la ocultación y manipulación de pruebas con flagrante incumplimiento de sus deberes profesionales, al no redactar y entregar a sus superiores un informe por escrito especificando los componentes de la dinamita que identificó en los análisis realizados en el laboratorio de los Tedax durante el mediodía del 11 de marzo de 2004 y al destruir la disolución en agua y acetona de los restos empleados, impidiendo así toda posterior verificación.

YO ACUSO al entonces comisario jefe de la Policía Científica, Carlos Corrales, de incumplimiento de sus deberes profesionales al no reclamar de forma fehaciente la entrega de los restos de los focos de los trenes para su análisis en su laboratorio tal y como era preceptivo.

YO ACUSO al entonces subdirector general de la Policía, Pedro Díaz Pintado, y al entonces comisario general de Información, Jesús de la Morena, de incumplimiento de sus deberes profesionales al consentir expresa o tácitamente que el jefe de los Tedax no entregara a la Policía Científica los restos de los focos de los trenes.

YO ACUSO al general Félix Hernando, responsable de la UCO de la Guardia Civil, de mantener una línea de conducta supuestamente orientada a la ocultación y manipulación de pruebas con incumplimiento de sus deberes profesionales, al transmitir a la Comisión de Investigación parlamentaria, al juez instructor y al propio tribunal del 11-M información falsa o gravemente errónea sobre la investigación de la trama de explosivos en Asturias y el papel de sus confidentes en la misma, y al dar presuntamente instrucciones a su subordinado el alférez Jaime Trigo para que tratara de destruir la nota informativa que demostraba esa falsedad.

YO ACUSO al alférez de la UCO Jaime Trigo de mantener una línea de conducta supuestamente orientada a la ocultación y manipulación de pruebas al dirigirse al entonces segundo jefe de la Comandancia de Oviedo, Francisco Javier Jambrina, y pedirle, según su testimonio judicial, la destrucción de la nota que dejaba en evidencia a su superior Félix Hernando.

YO ACUSO al actual comisario jefe de la Policía Científica, Miguel Ángel Santano, y a sus subordinados Pedro Mélida, José Andradas y Francisco Ramírez de mantener una línea de conducta supuestamente orientada a la manipulación y ocultación de pruebas al «alterar» de «forma inveraz» -tal y como ha establecido la Justicia- un informe pericial que podía contradecir la versión oficial de lo ocurrido, dejando patente que -al margen de la propia trascendencia de dicho informe- existía una consigna política para orientar la investigación en una única dirección.

YO ACUSO al mando de la Policía Científica Alfonso Vega, jefe de la pericia ordenada por el tribunal del 11-M, de entorpecer la acción de la Justicia al poner trabas al trabajo de sus compañeros y al alentar en su propio informe al tribunal las más extravagantes teorías para tratar de justificar la aparición en los análisis de componentes químicos que echaban por tierra la versión oficial de los hechos.

YO ACUSO al juez Juan del Olmo de grave negligencia e incompetencia profesional al permitir la destrucción de pruebas esenciales como los propios trenes, al no asegurarse de que la Policía hubiera cumplido los protocolos establecidos para el análisis de explosivos, al concluir la instrucción sin tan siquiera contar con una prueba pericial de lo que estalló en los trenes, al permitir el incumplimiento de las normas de custodia de las pruebas, al orientar unidireccionalmente las investigaciones y al perseguir con saña sin «ponderación, mesura ni equilibrio» a los dos policías que podían poner en evidencia algunos aspectos irregulares de las mismas, tal y como acaba de establecerlo la Justicia.

YO ACUSO al juez Javier Gómez Bermúdez de negligencia profesional, al incluir en la sentencia graves errores materiales de carácter fáctico en relación al resultado de la pericia de explosivos; de inconsistencia intelectual, al no reflejar en la sentencia las consecuencias lógicas del resultado de la prueba pericial por él mismo encargada; de incoherencia personal, al defraudar las expectativas por él mismo alentadas cuando comunicó a las víctimas que algunos policías irían «caminito de Jerez»; de frivolidad, imprudencia y posible revelación de secretos, al colaborar en el libro de su esposa sobre el juicio, y de manipulación política, al hacer una presentación sesgada, tendenciosa y distorsionada de la sentencia. Vergüenza sobre vergüenza.

YO ACUSO a los jueces Alfonso Guevara y Fernando García Nicolás de negligencia profesional, al suscribir los graves errores materiales de carácter fáctico incluidos en la sentencia, al respaldar las inconsecuencias del ponente en relación al resultado de la pericia de explosivos y al respaldar pasivamente su presentación sesgada, tendenciosa y distorsionada de la sentencia.

YO ACUSO a la fiscal del caso, Olga Sánchez, y a su superior directo, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, de negligencia profesional e incumplimiento de las obligaciones que se derivan del Estatuto del Ministerio Público al impulsar una investigación unidireccional, ceñida a la conveniencia del Gobierno, y desdeñar el valor probatorio de la evidencia científica mediante expresiones como: «En los trenes estalló Goma 2 ECO y vale ya» o «Da igual el explosivo que se utilizara».

No, no da igual el explosivo que se utilizara porque si, tal y como se deduce del riguroso trabajo del químico Antonio Iglesias, lo que estalló fue Titadyn, es muy probable que algunos inocentes hayan sido condenados y no cabe duda de que hay grandes culpables en libertad, pues nadie ha sido juzgado y condenado por suministrar este explosivo.

No, no vale ya. Por seguir ciñéndome a la estructura e incluso a las palabras literales de aquel artículo de Zola, en cuanto a estos 18 funcionarios públicos a los que acuso, «debo decir que ni les conozco, ni les he visto nunca, ni siento particularmente por ellos rencor ni odio. Les considero como entidades, como espíritus de maleficencia social. Y el acto que realizo aquí no es más que un medio revolucionario [yo elegiría un adjetivo más modesto, pues, no en vano, la democracia ha progresado en los 111 años transcurridos] de activar la explosión de la verdad y de la justicia».

Zola concluía de forma impactante y melodramática: «Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad que ha sufrido tanto y tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los tribunales y que me juzguen públicamente».

Yo suscribo ese mismo espíritu de lucha por la verdad y, por supuesto, como siempre, asumo las consecuencias de la libre expresión de estas opiniones. Pero, dicho sea con toda franqueza, aspiro a que los juzgados sean ellos.

Yo sólo puedo acusarles ante el tribunal de la opinión pública pero confío en que todos estos indicios, pruebas y argumentos estimulen a quienes están legitimados para ello a iniciar las acciones pertinentes para que todas o al menos algunas de estas 18 personas deban rendir cuentas de sus actos en el plano profesional, administrativo o eventualmente penal. Sólo procediendo contra ellos podremos ahora recorrer el camino inverso de las piedras de Pulgarcito hacia el origen de los hechos y las fuentes de la verdad.

«Así lo espero». Yo también

LAS AMANTES DE JFK.

1 Jun

Esta semana se supo que Mimi Beardsley Alford, becaria de la Casa Blanca con 19 años entre 1962 y 1963, prepara sus memorias en las que hablar de sus encuentros sexuales con el presidente John F. Kennedy. Ella es una más de una larga lista con la que casi se puede elaborar un diccionario de amantes del carismático líder del mundo libre, a la sombra de su esposa, Jacqueline Kennedy. Lo que sigue es una pequeña reseña de sus conquistas.


Arvad era una llamativa danesa con un pasado tan curioso como peligroso.
Esta rubia había trabajado como corresponsal de un periódico de Copenhague, viajando hasta la Alemania nazi donde pudo entrevistar a Goering y asistir a los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936. Adolf Hitler, con quien se fotografió, llegó a decir de ella que era «el perfecto ejemplo de belleza nórdica». 
Fue uno de los líos de faldas del joven Kennedy veinte años antes de llegar a la presidencia. Ya en Estados Unidos, Arvad entrevistaría al entonces casi desconocido JFK, iniciándose una relación con la muchacha, algo más mayor que él y casada. El FBI sospechaba que Arvad era una espía alemana y empezó a investigar a la pareja, lo que dio pie al voluminoso expediente del político demócrata, aún censurado en parte. Asustado por el director del FBI, Edgar Hoover, de los peligros que este tema podía tener para sus aspiraciones políticas, el embajador Joseph P. Kennedy frenó todo aquello. 
Arvad se casó con la estrella de la televisión Tim McCoy.

1. Alicia Darr Clark

Durante la campaña electoral de 1960, Alicia Darr Clark vio que podía ganar un dinero fácil. Artista o prostituta, según la fuente que se consulte, en 1951, había iniciado un romance con Kennedy que, según ella, podía demostrar con cartas y fotografías firmadas por JFK. El FBI se hizo eco de ello y de las declaraciones de Clark a la Prensa italiana sobre el tema. Supuestamente ella habría sido silenciada tras cobrar medio millón de dólares, aunque la cifra y su historia nunca han quedado claras.

2. Angie Dickison

Numerosos rumores han señalado a la actriz como amante de JFK, pero la actriz nunca ha confirmado ni desmentido la historia. Preguntada, en 

2000, por el periodista de CNN Larry King sobre por qué nunca había hablado públicamente sobre Kennedy, Dickinson contestó que «sería inapropiado».

3. Marlene Dietrich

Apenas existen datos de lo que parece ser fue un breve encuentro mantenido
 en la Casa Blanca y que la propia Marlene comunicó a su hija Maria Riva, tal y como recoge ésta en la biografía que dedicó a su célebre madre. 
Tras visitar Washington, Marlene presumió ante su yerno, como recuerda Riva, de que su ropa interior «huele a presidente». Lo curioso del caso es que años antes, Dietrich había mantenido una sonora aventura con Joseph P. Kennedy, padre del presidente.

4. Judith Campbell Exner

Para muchos es la mujer más odiada de la biografía «kennedyana». Motivo hay. Judith Campbell era una explosiva morena que no pasaba desapercibida. En diciembre de 1975 decidió contarlo todo de una historia que fue modificando a lo largo de los años, hasta su muerte en 1999. 
Unos meses antes su nombre había aparecido en la comisión del Senado encargada de investigar las guerras secretas de la CIA, desvelándose que ella habría servido como enlace entre Kennedy y el jefe de la mafia de Chicago, Sam Giancana. Antes, en Las Vegas, había compartido alguna noche con Frank Sinatra, quien se la presentó al presidente y al mafioso. Campbell afirmaría que ella servía como correo de los pagos de la Casa Blanca a la mafia en sus intentos por asesinar a Fidel Castro. 
Robert Kennedy, advertido por Hoover, separó a los dos amantes. El Senado nunca pudo corroborar la explosiva afirmación.                   
Campbell también dijo que se había quedado embarazada de JFK y que Giancana le obligó a abortar. En 1977 publicó sus memorias «My story», pero una década más tarde corrigió todo lo expuesto en su libro en una entrevista para la revista «People». Cuando murió, hacía tiempo que muchos le habían dado la espalda por sus revelaciones.

5. Durie Malcolm

Probablemente una de las historias más extrañas en la biografía de Kennedy fue el episodio con Durie Malcolm. El rumor comenzó a correr en 1961 gracias a la extrema derecha estadounidense. Se decía que en 1947, el joven congresista se había casado con una chica de Palm Beach llamada Durie Malcolm. Ésta negaría insistentemente la historia, e incluso JFK desmintió todo eso a través de una charla con Ben Bradlee. 

6. Mary Meyer

Cuñada del periodista Ben Bradlee, un buen amigo de JFK, Mary Meyer fue una de las auténticas pasiones del presidente. 
Atractiva e inteligente, la pareja se vio en secreto en numerosas ocasiones en la Casa Blanca. Meyer pertenecía a la élite de Georgetown y se había casado con un agente de la CIA. Interesada en la experimentación con las drogas, especialmente el LSD, Meyer inició al presidente en la marihuana. Un año después de la muerte de Kennedy, Meyer fue asesinada en un crimen aún por resolver. Se descubrió entonces que llevaba un diario en el que hablaba de su relación con JFK. El cuaderno fue destruido poco después de saberse que uno de los jefes de la CIA, James Jesus Angleton, guardaba el cuaderno de la polémica en su despacho.

7. Marilyn Monroe

Aparentemente fue la historia más conocida, pero también la más falsa de todas. El cuñado de Kennedy, Peter Lawford, fue quien preparó un encuentro que se limitó a una noche. No se volvieron a ver, con la excepción de la actuación de la actriz cantando «Cumpleaños feliz». 
Tras el asesinato de JFK y cuando su hermano Robert anunció su intención de ser senador por Nueva York,

 la ultraderecha estadounidense lanzó el rumor sobre Marilyn que llegó a responsabilizar a los Kennedy de la muerte de la actriz, pese a que ésta había muerto de una ingestión accidental de barbitúricos. Aún hoy se ofrece dinero por documentos y pruebas que demuestren todo aquello.

8. Ellen Rometsch

Las investigaciones del FBI descubrieron que al final de su vida, John F. Kennedy se veía con Ellen Rometsch, quien resultó ser una espía soviética procedente de la Alemania del Este, que perteneció a la misma red que acabó con la carrera del político británico John Profumo. Robert Kennedy se encargó de poner punto y final a esa relación, expulsando a Ellen fuera de Estados Unidos.

9. Pamela Turnure

Fue la secretaria personal de Jacqueline Kennedy durante los mil días de la presidencia. En 1998, los Archivos Nacionales desvelaron los documentos del FBI en los que se hablaba de los intentos de una tal Florence Mary Kater para llamar la atención del público porque afirmaba disponer de evidencias que demostraban la relación del entonces senador JFK con Turnure. 
Kater envió numerosas cartas a medios de comunicación, pero nadie le hizo caso. La denunciante, una ultrareligiosa, llegó a pasearse con un cartel con el lema «¿Ustedes quieren a un adúltero en la Casa Blanca?» con una fotografía tomada a Kennedy tras salir del apartamento de Turnure. Pamela tenía un muy sorprendente parecido físico con Jacqueline. 
Una becaria que es abuela.
El historiador Robert Dalleck, responsable de estupendos trabajos sobre Johnson o Nixon, encontró en 2003, mientras preparaba una biografía sobre JFK, el testimonio de una antigua empleada de la Casa Blanca. Ésta le habló de que Kennedy mantuvo una aventura con una becaria de 19 años, a la que incluso se llevó en alguna ocasión en el Air Force One. Dalleck no dio el nombre de la joven, pero la Prensa desveló su identidad. Ella era Marion Fahnestock, quien nunca había explicado nada de todo aquello a su familia. Viuda y abuela de cuatro nietos en la actualidad, en 2003 se limitó a decir escuetamente que «sí, soy yo. Yo tenía 19 años, era muy joven, muy ingenua y muy inocente, y aquél era mi primer empleo». Ahora, seis años después, el que parecía ser un secreto que se llevaría a la tumba se ha convertido en un libro de memorias que verá la luz en breve.
Fuente. larazon.es

LOS CHAVES. ESA FAMILIA UNIDA Y "EJEMPLAR"

1 Jun

La corrupción en Andalucia es de manual. Hay que ver tan solo el familión Chaves y sus cambalaches. Con todo, sale el actual Pte. de la junta, el sr. Griñán y se despacha diciendo que Manuel Chaves es el tio más honesto de Andalucia. Casi ná. Entre los hermanos de D. Manuel y su hija Paula estamos listos. Que rostro hay que tener. Lo tienen. A la vista está. Hay que ser desvergonzado o estomago agradecido. Debe ser lo segundo. A todo esto y siguiendo la linea argumental de lo antedicho cabe añadir el estruendoso silencio de los juntaletras del diario el pais. Digo diario aunque debiera denominarlo de otro modo. Pavoroso el papel que desempeña el grupo prisa en este país. Lo de Chaves y su banda familiar es solo un ejemplo. Es una apisonadora de la verdad. Mejor dicho, ocultan o silencian lo que pudiera soliviantar a quienes han de salvarles de la quiebra. Movidos entre la ruina de su deuda se han convertido en el ejemplo del peor clientelismo que uno pueda imaginar. Polanco desde donde se encuentre, ya sea en el cielo, en el purgatorio , en el infierno o sencillamente bajo tierra debe de estar retorciendose de verguenza. Don Jesús era más sutil. Sus herederos han perdido todo sentido del pudor. El descaro de su emblema, esa cosa llamada el pais provoca sarpullidos. De los Chaves nada de nada. Ni una palabra. Ni un editorial. Habrase visto. Pues sí. Aquí lo tienen. Y Chaves y su familia, a lo suyo. Viva la corrupción. Todo sea por la familia. El prisoe a lo suyo. A poner el cazo por los servicios prestados que la cosa está muy mal y hay que salir a flote. Los demás y en especial la información que se jodan. Perdón por el exabrupto pero es lo que hay.