EICHMANN EN JERUSALEN. (reseña de libros)

13 Sep
Este libro tuvo su origen en una serie de artículos sobre el proceso Eichmann aparecidos en 1963 en la revista The New Yorker y ampliados por la autora en forma de libro. Los propósitos de la autora al escribir el libro eran en un principio desentrañar los motivos personales, sociales, históricos e ideológicos que hicieron de Adolf Eichmann uno de los mayores criminales de los tiempos modernos. La propia Hannah Arendt en el epílogo de la obra escribe: «no trata de la historia del mayor desastre que se abatió jamas sobre el pueblo judio, ni es un estudio del totalitarismo, ni una historia del pueblo alemán en el Tercer Reich, ni, menos aún, un tratado teórico sobre la naturaleza del mal».
El foco de todo proceso es siempre la persona del acusado, un hombre de carne y hueso, con una historia individual y un cuadro único de cualidades, peculiaridades, circunstancias y normas de conducta. En este sentido, después de un penetratante análisis de la conducta y de la personalidad y moral humana de A. Eichmann no puede ser más desoladora. Lejos de ser un monstruo perverso y sádico, cuya crueldad fría y metódica le convierta en una encarnación diabólica del mal, Eichmann aparece a nuestros ojos como un verdugo obediente y ciego sin el menor rastro de satánica grandeza. Ser insignificante y mediocre, que ejecuta fielmente las ordenes recibidas, sin discutir su caracter monstruoso e inhumano y su aceptación de las doctrinas nacional socialistas para el total exterminio del pueblo judio, le convierten a decir de la autora en un símbolo grotesco y patético de la trivialidad del mal.

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