SE BUSCA ECOTERRORISTA

6 May

Desde el pasado 21 de abril, Daniel Andreas San Diego, un joven Californiano de 31 años de edad, se ha convertido en el primer estadounidense en entrar en la lista de los principales criminales en busca y captura. Su delito: atentar en agosto y septiembre de 2003 contra dos compañías farmacéuticas, Chiron Incorporated y Shaklee Corporation, que probaban sus medicamentos en animales.

Ecologista, vegetariano y amante de la naturaleza, San Diego comparte el dudoso honor de figurar en la lista negra del FBI junto con otros 23 terroristas de Oriente Medio, entre los que destaca el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden. Sin embargo, a diferencia de todos ellos, el primer fugitivo incluido por la Administración Obama aún no se ha manchado las manos de sangre. Sus ataques, y los del grupo ecologista radical al que pertenece, denominado Revolucionary Cells, han ocasionado únicamente daños materiales, eso sí, por valor de más de 110 millones de dólares.

Con un cinematográfico «no descansaremos hasta que sea arrestado y su violento potencial destructor eliminado», Michael J. Heimbach, subdirector de la división de Contraterrorismo del FBI, anunció que el rostro de San Diego ya aparece en los carteles de «Se Busca» y que la recompensa por su cabeza es de 250.000 dólares. Y la cifra amenaza con seguir subiendo.

Las fuerzas de seguridad estadounidense buscan a un hombre violento, armado y peligroso, aunque dudan de su buena puntería. Se trata de un perfil muy alejado del que recuerdan quienes lo conocieron antes de convertirse en un icono de lo que ha dado en llamarse ecoterrorismo. De hecho, para su casera, la última persona que habló con él antes de que desapareciera, era «el vecino perfecto, educado y muy agradable», según aseguró al exitoso programa televisivo America’s Most Wanted.

En San Rafael, el pueblo californiano en el que creció, le recuerdan como un chico inteligente y alegre, amante del rock y del heavy metal. Era el típico adolescente americano hasta que en 1998 empezó a frecuentar amistades ligadas al activismo pro derechos de los animales. Dejó de beber alcohol y comer carne, se cortó el pelo y empezó a dejarse ver en público con una cazadora que llevaba bordado el lema «escuadrón de la muerte vegetariano».

El FBI le perdió la pista en octubre de 2003, un mes después de su último atentado, en San Francisco. Desde entonces, San Diego se ha convertido en un fantasma. «Nuestras pistas se han agotado, por eso apelamos al público», admitieron a regañadientes los responsables de la Oficina Federal de Investigación la semana pasada. El Gobierno estadounidense ha puesto en alerta a las fuerzas de seguridad de una decena de países, entre ellos España, aunque todas las pistas apuntan a que se encuentre escondido en Costa Rica, un autentico paraíso para quienes tienen cuentas pendientes en EEUU.

Según los investigadores, San Diego podría haber cambiado su aspecto físico en los últimos años. Por eso buscan a un hombre que se muestre reticente a quitarse la camisa, no come carne roja y evita vestir con cualquier cosa que deriva de los animales. Le gusta cocinar comida vegetariana y es posible que esa sea una de sus posibles fuentes de ingresos. Tiene 4 tatuajes, entre los que destaca uno situado en el pecho, con un campo en llamas y una frase que dice: «it only takes a spark» (basta con una chispa). Fuente. El confidencial.

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